2 Tomen con ustedes palabras, y vuélvanse al Señor. Díganle: “Quita toda iniquidad, Y acéptanos bondadosamente, Para que podamos presentar el fruto de nuestros labios.
3 Asiria no nos salvará, No montaremos a caballo, Y nunca más diremos: ‘Dios nuestro’ A la obra de nuestras manos, Pues en Ti el huérfano halla misericordia.”
4 Yo sanaré su apostasía, Los amaré generosamente, Pues Mi ira se ha apartado de ellos.
5 Seré como rocío para Israel; Florecerá como lirio, Y extenderá sus raíces como los cedros del Líbano.
6 Brotarán sus renuevos, Y será su esplendor como el del olivo, Y su fragancia como la de los cedros del Líbano.
7 Los que moran a su sombra, Cultivarán de nuevo el trigo Y florecerán como la vid. Su fama será como la del vino del Líbano.
8 Efraín, ¿qué tengo Yo que ver ya con los ídolos? Yo respondo y te cuido. Yo soy como un frondoso ciprés; De Mí procede tu fruto.
9 Quien es sabio, que entienda estas cosas; Quien es prudente, que las comprenda. Porque rectos son los caminos del Señor, Y los justos andarán por ellos; Pero los transgresores tropezarán en ellos.