2 "Así dice el Señor Todopoderoso: Este pueblo dice: 'Aún no ha llegado el tiempo de reedificar la casa del Eterno'".
3 Entonces vino Palabra del Eterno por medio del profeta Ageo, que dijo:
4 "¿Es tiempo para vosotros de habitar en vuestras casas enmaderadas, mientras que esta casa está en ruinas?".
5 Pues así dice el Eterno Todopoderoso: "Considerad bien vuestros caminos.
6 "Sembráis mucho, y recobraís poco. Coméis, y no os saciáis. Bebéis, y quedáis con sed. Os vestís, y no os abrigáis. Y el que trabaja a jornal, recibe su jornal en saco roto".
7 Así dice el Eterno Todopoderoso: "Considerad vuestros caminos.
8 "Subid al monte, traed madera, y reedificad la casa. Me complaceré en ella, y me sentiré honrado" —dice el Eterno.
9 "Esperabais mucho y hallasteis poco. Aun eso que guardáis en casa, yo lo disipo con un soplo. ¿Por qué? —dice el Eterno Todopoderoso—. Por cuanto mi casa está en ruinas, y cada uno de vosotros se apresura a edificar sólo su propia casa.
10 "Por eso el cielo detuvo de vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos.
11 "Llamé a la sequía sobre esta tierra, sobre los montes, sobre el trigo, sobre el vino, el aceite, y sobre todo lo que produce el campo; sobre los hombres y las bestias, y sobre todo trabajo de vuestras manos".
12 Y Zorobabel hijo de Salatiel, el sumo sacerdote Josué hijo de Josadac, y todo el resto del pueblo, escucharon la voz del Eterno, su Dios, y las palabras del profeta Ageo, conforme lo había enviado el Eterno, su Dios. Y el pueblo veneró al Señor.
13 Entonces Ageo, enviado del Señor, por mandato del Eterno, dijo al pueblo: "Yo estoy con vosotros" —dice el Señor.
14 Y el Eterno despertó el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu del resto del pueblo. Y vinieron y trabajaron en la casa del Eterno Todopoderoso, su Dios,
15 en el día 24 del sexto mes, en el segundo año del rey Darío.