2 "Tengo compasión de la multitud, porque hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer.
3 "Si los envío en ayunas a sus casas, desmayarán por el camino, porque algunos han venido de lejos".
4 Sus discípulos respondieron: "¿De dónde podrá alguien saciar de pan a tanta gente, aquí en este despoblado?"
5 Les preguntó: "¿Cuántos panes tenéis?" Ellos respondieron: "Siete".
6 Entonces mandó a la multitud que se recostase en tierra. Y tomando los siete panes, dio gracias, partió, y fue dando a sus discípulos para que los repartieran. Y ellos hicieron así.
7 Tenían también unos pocos pescaditos. Los bendijo, y mandó que también los repartieran.
8 Y comieron hasta saciarse, y levantaron siete cestas de pedazos sobrantes.
9 Los que comieron eran como cuatro mil hombres. Y los despidió.
10 En seguida entró en la barca con sus discípulos y fue a la región de Dalmanuta.
11 Entonces vinieron los fariseos y empezaron a discutir con él, y a pedirle una señal del cielo, para ponerlo a prueba.
12 Suspirando profundamente, dijo: "¿Por qué esta generación pide señal? Os aseguro que no se dará señal a esta generación".
13 Y dejándolos, se embarcó de nuevo, y se fue a la otra orilla.
14 Los discípulos habían olvidado de traer pan, y no tenían sino un pan consigo en la barca.
15 Jesús les advirtió: "Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de Herodes".
16 Y discutían entre sí diciendo: "Es porque no trajimos pan".
17 Al darse cuenta, les dijo: "¿Por qué estáis hablando que no tenéis pan? ¿No veis ni entendéis? ¿Aún tenéis la mente embotada?
18 "¿Tenéis ojos y no veis, tenéis oídos y no oís? ¿Y no recordáis?
19 "Cuando partí los cinco panes entre cinco mil, ¿cuántas cestas llenas de pedazos juntasteis?" Respondieron: "Doce".
20 "Y cuando partí los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas cestas llenas de pedazos juntasteis?" Respondieron: "Siete".
21 Y les dijo: "¿Cómo aún no entendéis?"
22 Entonces fueron a Betsaida. Allí trajeron un ciego a Jesús y le rogaron que lo tocase.
23 Entonces, tomó la mano del ciego, y lo sacó fuera de la aldea. Puso saliva en sus ojos, colocó las manos encima, y le preguntó si veía algo.
24 El, mirando dijo: "Veo hombres que parecen árboles que andan".
25 Puso otra vez las manos sobre sus ojos, y le dijo que mirase. Y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos.
26 Entonces lo envió a su casa, diciéndole: "Ni siquiera entres en la aldea".
27 Jesús y sus discípulos salieron por las aldeas de Cesarea de Filipo. Y en el camino preguntó a sus discípulos: "¿Quién dicen los hombres que soy yo?"
28 Ellos respondieron: "Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas".
29 Entonces volvió a preguntar: "Y vosotros, ¿quién decís que soy?" Pedro respondió: "Tú eres el Cristo".
30 Y les mandó que no dijeran eso a nadie.
31 Entonces empezó a enseñarles que el Hijo del Hombre tenía que padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas. Que lo iban a matar, pero que después de tres días resucitaría.
32 Les dijo esto claramente. Entonces Pedro lo tomó aparte y empezó a reprenderlo.
33 Pero él se volvió, miró a sus discípulos, y reprendió a Pedro, diciendo: "¡Apártate de mí, Satanás! Porque no piensas como piensa Dios, sino como piensan los hombres".
34 Luego Jesús llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame.
35 "Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.
36 "¿Qué aprovecha al hombre si gana todo el mundo, y pierde su vida?
37 "O, ¿qué puede dar el hombre por su vida?
38 "El que se avergüence de mí y de mis Palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles".